jueves, 14 de junio de 2007

¿Qué hacemos, Proyectos Tecnológicos o Proyectos Productivos?

Es frecuente que, en la propuesta editorial y las planificaciones de los docentes, se equiparen los Proyectos Tecnológicos y los Proyectos Productivos.

Me interesa tratar esta dicotomía dado que se asienta, a mi parecer, en una confusión epistemológica, didáctica y se relaciona con la historia de la asignatura, así como con el contenido político de la misma Ley Federal de educación que sirvió de marco para su incorporación.

El contexto político neoliberal donde se gestó la Ley Federal, cargó a la propuesta curricular de Educación Tecnológica con un discurso económico donde el Mercado avanzó sobre la escuela. En la provincia de Córdoba pudo verse, por ejemplo, entre una versión y otra de las Propuesta Curricular para Tercer Ciclo, una mutación hacia las Tecnologías de Gestión. Esto último significaba dejar de lado una parte muy importante de las tecnologías duras y, probablemente, fue producto de la crítica que el espacio recibió por parte de componentes de las Ciencias Sociales, a quienes les resultaba complejo comprender el razonamiento y la práctica proveniente de ese segmento de la Actividad Tecnológica.

Con el tiempo, la Educación Tecnológica ha ido aclarando sus objetivos para conformarse no como una asignatura sobre Tecnología, sobre alguna Tecnología en particular o un Taller práctico, sino como una visión sobre el mundo construido y su dinámica. Una materia de cultura general sobre el saber hacer para resolver el encuentro del ser humano con el mundo. Esta situación continúa mayoritariamente ausente en la propuesta editorial y las planificaciones de muchos docentes.

En este sentido, el Proyecto Tecnológico, mediado por la estrategia de resolución de situaciones problemáticas que propone el equipo de Carlos Marpegán[1] y colaboradores, podría ser la opción didáctica que permita a los alumnos comprender la dinámica de la producción tecnológica, sus aspectos sociales, de diseño, económicos, etc.

Dicho esto pasamos abordar algunas consideraciones que pueden poner claro sobre oscuro en este asunto.

Tal vez la confusión (o libre asociación) entre los conceptos considerados (Proyecto Tecnológico y Proyecto Productivo) se deba a que ambos buscan la satisfacción de una necesidad, sin embargo la satisfacción de las necesidades humanas es el objetivo de la Tecnología y no de los Proyectos Tecnológicos en el contexto de la escuela[2]. Éstos pretenden problematizar una necesidad para producir aprendizajes que permitan la comprensión del mundo construido y deben ser tomados como una estrategia metodológica coherente con la manera en que se opera en el campo tecnológico, mediados por una transposición didáctica adecuada.

Los Proyectos Productivos, propios de la actividad económica, buscan obtener ganancias en un contexto de producción, en cambio, los proyectos tecnológicos, en el aula, persiguen generar conocimiento sobre las características del acto tecnológico y, en la sociedad, lograr productos adecuados que satisfacen las necesidades.

Proyectar y Producir no es lo mismo. Se proyecta a futuro, en un juego donde la imaginación ejercita y desarrolla capacidades superiores de abstracción, en tanto que al producir, es decir, al fabricar objetos o prestar servicios, entendiendo que eso fuera programado en el programa escolar de Educación Tecnológica, se ponen en juego capacidades motrices y organizativas, se puede comprender la estructura de la producción en condiciones de aplicación de Tecnología pero se carece la posibilidad de poner en juego la capacidad de anticipación que le permitió al ser humano conquistar su mundo.

En los proyectos productivos la necesidad que se satisface es fundamentalmente desde un sentido de uso económico del recurso, lo cual no necesariamente implica comprensión de la creación que realiza el hombre a partir del mundo natural. Se acerca a la interpretación fáustica de la tecnología según Gay[3].

Durante la realización de Proyectos Tecnológicos en el aula puede ocurrir que se desdibujen los objetivos al existir la necesidad de la apropiación previa del acto técnico, por ejemplo, cuando se hace necesario enseñar el uso de determinado aparato o herramienta con el cual luego se buscará la construcción de una solución a un problema. Esto suele ocasionar observaciones y críticas por tornar el enfoque de la asignatura demasiado “técnico”[4] y llega a constituirse en una debilidad cuando el docente no puede trascenderla. Sin embargo, como estrategia permiten desarrollar capacidades para resolver problemas reales cotidianos donde esté involucrado lo artificial. Este tipo de capacidades son requeridas actualmente para desenvolverse con soltura y capacidad reflexiva en lo cotidiano tanto doméstico como laboral.

Desde mi perspectiva, y volviendo al punto, la utilización de Proyectos Productivos como equivalentes a Proyecto Tecnológicos cercena la posibilidad de desarrollo de sentido crítico ante el acto tecnológico colocando a los alumnos como sujetos pasivos ante la Tecnología adoptando lo que G. Fourez[5] denomina “lógica de la subordinación” donde el sistema Material de la Tecnología aparece como dado y se trata de adaptarse a él.

Un Proyecto Tecnológico, en cambio, permite constituir el curso de Educación Tecnológica según la “lógica de la negociación”, con potencialidad para la formación de las futuras generaciones en sociedades con aspiraciones de desarrollo social y económico. Esas generaciones necesitan estar conformadas por individuos activos y autónomos ante la Tecnología, que puedan comprender e interpretar a los especialistas y, por lo tanto, ser independientes de su posible tiranía. Este último argumento, tal vez por su contenido político, sea el más consistente para considerar necesaria la discriminación entre los procedimientos considerados aquí.

La revalorización de esta perspectiva en nuestro espacio, no sólo asegura su continuidad en la oferta escolar sino que también contribuye a la construcción del futuro del país más promisoria y alentadora.


[1] MARPEGÁN, C.;MANDÓN, J.; PINTOS, J.C. (2000)El placer de enseñar tecnología. Ediciones Novedades Educativas. Buenos Aires.

[2] El Proyecto Tecnológico es propuesto como una estrategia didáctica que permitiría a los alumnos interactuar entre sí en la construcción de artificialidad. Esta interacción sirve par desarrollar capacidades para el reconocimiento de los múltiples factores que intervienen en la creación tecnológica.

[3] Esta discriminación entre visión Prometeica y visión fáustica de la Tecnología fue abordada por Aquiles Gay en la Conferencia “La tecnología como disciplina escolar” dada durante el Cuarto Congreso Provincial de Educación Tecnológica en la Provincia de Córdoba, el día 12 de Mayo de 2006.

[4] El autor reconoce tres enfoques de la Educación Tecnológica: el enfoque cultural, el enfoque socio técnico y el técnico. Todos ellos aportan a la comprensión del fenómeno de la artificialidad y se complementan, sin embargo, considera que el que permite un real cambio y aportes desde lo educativo es el citado en segundo término, que incluye al proyecto tecnológico como metodología de trabajo.

[5] FOUREZ, G. (1998) Alfabetización científica y Tecnológica. Acerca de las finalidades de las Ciencias. Ed. Colihue. Buenos Aires